miércoles, 4 de agosto de 2010

VISIÓN DE LA EDUCACIÓN VENEZOLANA DESDE EL CONTEXTO GLOBALIZADO

Elaborado por: Aura Sofía Guevara

En los últimos años las sociedades han venido evolucionando de manera acelerada; sin embargo hay una creciente convicción de que la educación es el elemento clave para enfrentar los nuevos retos y lograr una mejor producción y distribución de los bienes y servicios que la sociedad genera así como algunos conflictos internos como la pobreza, la carencia de productividad, la ausencia de cultura individual, social y muchos otros problemas de organización humana.
La educación como necesidad social ha de responder a las exigencias de la sociedad a la que es útil y debe partir primordialmente de una necesidad. La necesidad de reconocerla como “Valor indispensable” de todos los demás valores. Sin ningún tipo de perfección educativa no se puede concebir aspiraciones morales sólo a través de ella se puede lograr el desarrollo integral de la personalidad, formar a las personas como valores de una sociedad y aspirar a una realidad más humana o simplemente a ser más realista.
Por ello, es importante estudiar y visualizar la educación como “Valores”, como un recurso indispensable en la elaboración de proyectos de vidas individuales y sociales. Pero no basta con aceptarla por el bien que de ella se obtenga, el objetivo del proceso educativo es transformarla, humanizarla asumirla en los ideales de vida. La sociedad Venezolana, como otras, tiene el reto de cambiar el modelo rentista por un modelo productivo que llene de sentido la democracia y logre un desarrollo con justicia sin que se hable de incluidos ni exclusivos como hoy se hace. Ante eso, no se trata de que la educación sea el único medio útil para solventar la crisis social, pero sin ella es imposible un avance en el aspecto social, político, económico y cultural. La ideología para el cambio debe partir, necesariamente, de un proyecto educativo.
Ahora bien, proponer un nuevo modelo educativo: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quienes? Para humanos porque el supremo concepto de lo humano no viene dado por las características que nos representan como tal sino por el juicio valorativo que tengamos de la vida, por la justificación de nuestra representación en la acción humana, de lo que se deduce que también lo humano se aprende. Esto plantea grandes desafíos educativos, compromisos unísonos de reflexiones profundas por la falta total de orientaciones, de perspectivas de cambio que nos están haciendo esclavos de la urgencia. Delval (1998) dice que en la sociedad actual se han producido importantes cambios de valores.
Durante mucho tiempo han predominado los valores de sumisión al poder (humano o divino, aunque frecuentemente eran los mismos), la resignación, la esperanza en la otra vida, la fragilidad. Hoy todos esos valores han sido sustituidos por la búsqueda del bienestar privado, el éxito social y el consumo. También las sociedades se han hecho más libres formalmente, más diversas, y se predica la tolerancia.
Ahora bien, la proyección del adjetivo Global (en conjunto, un todo), en el sustantivo femenino Globalización, nació, en un primer tiempo, como parte del lenguaje de los contenidos educativos. Por Globalización, en el ámbito educativo, se entiende el tipo de enseñanza que intenta presentar la realidad al niño o niña, de modo que corresponda a su manera global (o sincrética) de conocer. La enseñanza Globalizada se apoya en la afirmación de la Psicología Evolutiva de que la percepción y la comprensión del niño o niña, así como la correspondiente reacción de comportamiento, se dirigen a totalidades o complejos, y no a elementos fragmentarios.
Partiendo de aquí, la didáctica intenta evitar la disociación de las distintas ramas del saber en disciplinas aisladas, y pone el acento en su interrelación, procurando que el niño o niña descubra lentamente y gradualmente, la existencia de distintas materias. La Globalización es el proceso por medio del cual los habitantes del mundo tienen una mayor interrelación en todas las facetas de la vida: culturales, económicas, políticas, tecnológicas y del entorno. El flujo de información, dinero y bienes de las corporaciones multinacionales, es uno de los más importantes impulsos dados a la globalización. La integración económica marca el inicio de un proceso de integración y de interdependencia, en donde los mecanismos de los tipos de cambio toman supremacía y se establecen como vía idónea para el intercambio comercial dinero-bien.
Desde esta perspectiva, la globalización crea como condición ideal que el nivel de vida de una nación, así como su independencia, depende de la capacidad de competir con éxito en la economía mundial. La globalización obliga a la convergencia con respecto a la mayoría de las prácticas competitivas. El reto que la globalización impone a las personas es el resurgimiento del liderazgo colectivo y la construcción de nuevas instituciones para manejar las tensiones globales; y la globalización exige un nuevo Estado Planificador, en donde éste asuma tareas importantes de coordinación, establecimiento de prioridades y planificación. Necesita ser eficiente y autoritario, capaz de realizar los difíciles y sutiles intercambios entre, por ejemplo, pureza del medio ambiente, abastecimiento de energía, estabilidad económica y crecimiento.
La Globalización constituye entonces, la avalancha de compromisos y negociaciones de la nueva era, fuera de esa idea de integralidad e interdependencia, difícilmente sobreviva una nación los próximos treinta años. Ello remite a las apreciaciones de Benjamín Tripier (2000), quien expresa que: “La globalización está dando una nueva forma al mundo y se apoya en anclas estratégicas tales como Internet, prensa y televisión y tecnologías concentradas versus recursos distribuidos”. Y a medida que las fuerzas económicas globales le dan forma al mundo, los gobiernos y las instituciones no gubernamentales deben adaptarse para servir de mecanismo de compensación.
Es así, como el proceso de globalización, en la actualidad y en la economía mundial, juega un papel importante, gestándose en las potencias mundiales y países desarrollados, nuevas condiciones para el comercio y relaciones geopolíticas. La antigua relación de Europa y Estados Unidos, con sus países satélites-dependientes, estaba alcanzando una interacción de mayor intensidad e inmediatez. El poderío aéreo, las telecomunicaciones y la globalización de la economía mundial han incrementado esa tendencia a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
En Venezuela, se necesita hoy una verdadera “Revolución Cultural” para transformar los sustentos más arraigados de su identidad contemporánea y de su formación actual como pueblo, sin los cuales no podremos como nación enfrentar un mundo presente y futuro cada vez más difícil, conflictivo y competitivo. La globalización es una realidad inexorable y es por ello que no debe cerrase a los avances científicos y tecnológicos que trae consigo, en contraste, debe unirse a esta realidad para prepararse concientemente y con fines positivos. Venezuela debe asumir la globalización como el gran desafío del presente y del futuro, en un sentido amplio que va más allá de la acción coherente en el campo técnico de la macroeconomía, y toca los aspectos más complejos de la reforma educativa, la reforma social y tecnológica, así como la reforma de las Instituciones Públicas.
Ello constituye, no eliminación total de nuestra forma de vida y cultural autóctonas, sino en el sentido de una modificación en la forma de pensar y de actuar de las personas conservando su pasado cultural, ético aunque no se puede negar que ver la globalización como esa ruptura de esas barreras informativas que en décadas pasadas existían trae consecuencia tanto positivas como negativas es aquí donde se debe plantear la orientación educativa para el buen uso del conocimiento. En este contexto de la globalización, la falta de una educación de calidad es una apuesta segura a marginalización como individuos y como sociedad.
En virtud de estas apreciaciones, ¿Qué está haciendo hoy Venezuela para preparase y poder aprovechar el potencial del conocimiento humano en su desarrollo económico y social? ¿Está promoviendo una educación y una cultura para la creatividad, la disciplina y el trabajo? ¿El deseo es superar las malas tareas de ineficiencia, poca calidad y mala orientación de su sistema educativo?
Al respecto, puede decirse que sí se está tomando en cuenta sólo que es necesario hacer un esfuerzo mayor con visión futura para nuestro país con el mismo compromiso que los creadores de esta democracia contemporánea. Solo así se evitará condenar a niños y jóvenes ante una era inmensas oportunidades y riegos. La educación ha de entenderse en los nuevos tiempos como la expresión condensada de identidad nacional y sapiencia, construyendo un “ser social” que reconozca su localidad y pueda extraer de ella los elementos necesarios para crear un punto de vista universal que nos proyecte como sociedad y como educadores.
De tal manera, que está prohibido dejar de pensar. Es necesario construir un marco conceptual que nos identifique como pensadores y que evidencia, parafraseando a Neruda, la confidencia de que hemos vivido. Antes que nada ha de contestarse: ¿Qué significa educar, en medio de la aguda y dolorosa transformación que está viviendo la sociedad latinoamericana en esta segunda mitad del siglo XX? Cuando el continente tiene la tasa de natalidad más alta del mundo y la mitad de su población total es menor de 19 años de edad y cuando, a la vez se cuentan por millones sus alfabetos adultos, ¿Qué se entiende por educación? Paulo Freire contesta diciendo que la educación verdadera es: “Praxis, reflexión y acción del hombre para transformarlo”.
Estas aseveraciones, hacen referencia entonces a los docentes. Sin embargo, son estos los protagonistas principales de su propia dignificación y del cambio educativo y para ello deben transformar profundamente el rol que desempeña. Ya no se puede percibir como cuidadores de niños y jóvenes mientras sus padres trabajan, sino como educadores sólidamente formados que entiendan que su misión primordial es estimular el aprendizaje y formación de sus alumnos y que el fracaso si la sociedad actualmente percibe a los maestros como problema, ellos deben demostrar con su práctica que más que problema son la solución posible.
Todo esto, constituyen grandes esfuerzos de formación que han de realizar los docentes, de tirar por la borda muchas rutinas, privilegios y modos de entender y vivir la docencia, atesorados por años. Después de indagar nos preguntamos: ¿realmente es la educación quien sacará de este auge en donde está la sociedad? La educación si juega el papel más importante dentro de la realidad, ya que es el medio más seguro para el progreso y avance de la sociedad. La educación es lo primordial para que los individuos obtengan el buen desarrollo y sepan desenvolverse dentro de la sociedad.
Hoy está de moda hablar de calidad en el mundo competitivo, todo se presenta ofreciendo lo mejor. Integra una concepción eficiencia y calidad, que genera las mejores ganancias posibles. También en el medio educativo se viene hablando con creciente insistencia de la necesidad de mejorar la calidad, pues hay consenso generalizado de que la educación no responde a las necesidades del país, mucho menos a sus aspiraciones.
Por otra parte, en todos los niveles se dice y se repite que está la educación colapsada, anda por un todo y el país por otro, ha fracasado, es un “fraude” no solo son alarmantes los niveles de deserción y repitencia, sino que los que logran culminar el proceso educativo lo hacen sin la formación que se esperaría de ellos. Dicho de una forma tajante, el sistema educativo no es capaz de retener a la mayoría de los estudiantes y cuando lo hacen, lo preparan mal tanto el nivel de la debida instrucción, como en la deformación de su personalidad, todo esto lo expresado muchas veces de forma contundente el Dr. Antonio Luis Cárdenas ex ministro de educación, que aparece recogido en el plan de acción de ministros.
Es así, como la propuesta de educación de calidad que se ha venido proponiendo implica la superación definitiva de las actuales escuelas, centradas en el docente y en el programa, alejadas de la vida, del trabajo y de la gente, para empezar a imaginar y construir centro educativos de calidad donde viva y construya una genuina democracia, sean lugares de producción integral, de expresión y celebración de la vida y también espacio para la formación permanente de los docentes.
Referencias
AVILA, M. (2003) "Una mirada critico positiva de la política educativa argentina" Revista "Diálogos pedagógicos"

HIRSH, J. (1997) "Globalización, transformación del Estado y Democracia Conferencia – Goethe Institut, Córdoba.

SZTOMPKA, Piort (1993) "Sociología del cambio social", Ed. Alianza, Madrid.

TEDESCO, Juan Carlos (2000) "Educar en la sociedad del conocimiento"- fondo de cultura económica, Argentina.

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